martes, 6 de noviembre de 2012


¿Cuál es la participación de las mujeres en la escuela Epicureísta?


Quizá con los pitagóricos sí fue preciso preguntarnos qué les motivó a aceptar mujeres en su escuela, ya que era la primera escuela que las aceptó. Con el epicureísmo es diferente pues aunque no se prodigaron las mujeres filósofas desde Theano hasta Leontio, sí es cierto que hubo bastantes, y que en el helenismo se comenzó a dar una educación diferente a las mujeres:disponemos de más información sobre las mujeres en el periodo helenístico que en los periodos anteriores. Las mujeres tuvieron mayor influencia en asuntos públicos: económicos y políticos; y privados: opinaron sobre el matrimonio, el papel de la mujer, la educación y la conducta.

las mujeres en la escuela:

la novedad de la escuela epicúrea es que se encontraba abierta a personas de cualquier condición, incluyendo mujeres y esclavos; todos tenían los mismos derechos de participación.
Tampoco había que superar ningún examen de nobleza para que los individuos se uniesen a la comunidad de amigos, se aceptaba a los miembros sin ningún tipo de escrutinio o prueba especial.
la filosofía se presenta como una vocación universal a la que pueden acceder todos, desde los jóvenes a los viejos, sin ningún tipo de discriminación por condición social o sexo.
las razas tampoco parecen haber sido una barrera en el panorama de las escuelas filosóficas griegas y ayudo a la enmancipacion progresiva de la mujer, aunque, como señalamos en el contexto del helenismo, esto solo se refiere a algunas mujeres por un lado, estaban las formulaciones teóricas que se hacían realidad en una minoría, y por otro lado, la praxis mas generalizada, donde la mujer seguía sin ser valorada apropiadamente. 

PENSAMIENTOS DE ARISTOTELES

Metafísica

Críticas a la teoría de las Ideas de Platón

 
En su juventud, Aristóteles fue discípulo de Platón en la Academia de Atenas. Aristóteles construyó un sistema filosófico propio. Previo a ello, sometió a crítica la teoría de las ideas de su maestro. Para intentar solventar las diferencias entre Heráclito y Parménides, Platón había propuesto la existencia de dos dimensiones en la realidad: el Mundo sensible y el Mundo inteligible. Para Aristóteles, el mundo no tiene compartimentos.
Si bien Aristóteles admite, al igual que Sócrates y Platón, que la esencia es lo que define al ser, concibe (a diferencia de sus antecesores) la esencia como la forma que está unida inseparablemente a la materia, constituyendo juntas el ser, que es la sustancia. La afirmación de la importancia del conocimiento sensible, y del conocimiento de lo singular para llegar a lo universal, abrió posibilidades a la investigación científica.
Aristóteles rechazó fuertemente la teoría de Platón según la cual las ideas eran la auténtica realidad (por ser subsistentes y autofundadas) y que el mundo sensible, captado por nuestros sentidos, no era más que una copia de aquellas. Aristóteles, al contrario de Platón -que concebía la «existencia» de dos mundos posibles o reales (algunos eruditos creen que la teoría platónica es en realidad un realismo de las Ideas)-, poseía una teoría que discurría entre el mundo de las nociones y el mundo sensible, si bien estaba abierto a admitir la existencia de sustancias separadas e inmóviles (como se muestra en la Física y en la Metafísica).
Aristóteles hace cuatro críticas fundamentales a la teoría de las idea de Platón:
  1. Critica a los dos mundos: para Aristóteles es uno solo; admitir dos mundos complica la explicación innecesariamente, reduplicando las realidades.
  2. Platón no ofrece una explicación racional al hablar de los dos mundos. Se limita a utilizar mitos y metáforas, en vez de aclarar conceptualmente sus propuestas.
  3. No hay una relación clara de causalidad del mundo ideal respecto del mundo sensible. No explica cómo las ideas son causa de las cosas sensibles y mutables. No infiere que de una idea se derive un objeto.
  4. Argumento del tercer hombre: según Platón, la semejanza entre dos cosas se explica porque ambas participan de la misma idea. Según Aristóteles, se precisa un tercero para explicar la semejanza entre dos cosas, y un cuarto para explicar las tres, y así sucesivamente. Es una regresión al infinito, por lo tanto no se explica nada. Tal argumento ya había sido recogido por el mismo Platón en el diálogo titulado Parménides.
Lógica
Aristóteles es ampliamente reconocido como el padre fundador de la lógica. Sus trabajos principales sobre la materia, que tradicionalmente se agrupan bajo el nombre Órganon(«herramienta»), constituyen la primera investigación sistemática acerca de los principio del razonamiento válido o correcto. Sus propuestas ejercieron una influencia sin par durante más de dos milenios,a tal punto que en el siglo XVIII, Immanuel Kant llegó a afirmar:
Que desde los tiempos más tempranos la lógica ha transitado por un camino seguro puede verse a partir del hecho de que desde la época de Aristóteles no ha dado un sólo paso atrás. [...] Lo que es aun más notable acerca de la lógica es que hasta ahora tampoco ha podido dar un sólo paso hacia adelante, y por lo tanto parece a todas luces terminada y completa.
 

Los silogismos

La noción central del sistema lógico de Aristóteles es el silogismo (o deducción, sullogismos). Un silogismo es, según la definición de Aristóteles, «un discurso (logos) en el cual, establecidas ciertas cosas, resulta necesariamente de ellas, por ser lo que son, otra cosa diferente». Un ejemplo clásico de silogismo es el siguiente:
  1. Todos los hombres son mortales.
  2. Todos los griegos son hombres.
  3. Por lo tanto, todos los griegos son mortales.
En este ejemplo, tras establecer las premisas (1) y (2), la conclusión (3) se sigue por necesidad. La noción de silogismo es similar a la noción moderna de argumento deductivamente válido, pero hay diferencias.

La silogística

En los Primeros analíticos, Aristóteles construyó la primera teoría de la inferencia válida. Conocida como la silogística, la teoría ofrece criterios para evaluar la validez, o no, de ciertos tipos muy específicos de silogismos, los silogismos categóricos. Para definir lo que es un silogismo categórico, primero es necesario definir lo que es una proposición categórica. Una proposición es categórica si tiene alguna de las siguientes cuatro formas:
  • Todo S es P.
  • Ningún S es P.
  • Algunos S son P.
  • Algunos S no son P.
Cada proposición categórica contiene dos términos: un sujeto (S) y un predicado (P). Un silogismo es categórico si está compuesto por exactamente tres proposiciones categóricas (dos premisas y una conclusión), y si ambas premisas comparten exactamente un término (llamado el término medio), que además no está presente en la conclusión. Por ejemplo, el silogismo mencionado más arriba es un silogismo categórico. Dadas estas definiciones, existen tres maneras en que el término medio puede estar distribuido entre las premisas. Sean A, B y C tres términos distintos, luego:
Primera figuraSegunda figuraTercera figura
SujetoPredicadoSujetoPredicadoSujetoPredicado
PremisaABABAC
PremisaBCACBC
ConclusiónACBCAB
Aristóteles llama a estas tres posibilidades figuras. El silogismo mencionado más arriba es una instancia de la primera figura. Dado que cada silogismo categórico consta de tres proposiciones categóricas, y que existen cuatro tipos de proposiciones categóricas, y tres tipos de figuras, existen 4 × 4 × 4 × 3 = 192 silogismos categóricos distintos. Algunos de estos silogismos son válidos, otros no. Para distinguir unos de otros, Aristóteles parte de dos silogismos categóricos que asume como válidos (algo análogo a las actuales reglas de inferencia), y demuestra a partir de ellos (con ayuda de tres reglas de conversión), la validez de todos y sólo los silogismos categóricos válidos.


Ética
Existen tres grandes obras sobre ética atribuidas a Aristóteles: la ética nicomáquea, que consta de diez libros; la Ética a Eudemo, que consta de cuatro libros, y la Magna Moralia (Gran ética), de la cual todavía se duda si fue escrita por él o por un recopilador posterior.
Según el filósofo, toda actividad humana tiende hacia algún bien. Así, se da un teleologismo, identificando el fin con el bien. La ética de Aristóteles es una ética de bienes porque él supone que cada vez que el hombre actúa lo hace en búsqueda de un determinado bien. El bien supremo es la felicidad (véase: eudemonismo), y la felicidad es la sabiduría (el desarrollo de las virtudes, en particular la razón).
  • Fin: La finalidad o motivo de una acción.
  • Fin Medio o Imperfecto: Es aquel fin que se quiere por otra cosa y no por sí mismo.
  • Fin Final o Perfecto: Es aquél fin que se quiere por sí mismo y no por otra cosa.
  • Felicidad o eudaimonía: Es el Bien Supremo del ser humano.
La actividad contemplativa es la más alta de todas, puesto que la inteligencia es lo más alto de cuanto hay en nosotros, y además, la más continua, porque podemos contemplar con mayor continuidad que cualquier otra acción.
Aristóteles creía que la libertad de elección del individuo hacía imposible un análisis preciso y completo de las cuestiones humanas, con lo que las «ciencias prácticas», como la política o la ética, se llamaban ciencias sólo por cortesía y analogía. Las limitaciones inherentes a las ciencias prácticas quedan aclaradas en los conceptos aristotélicos de naturaleza humana y autorrealización. La naturaleza humana implica, para todos, una capacidad para formar hábitos, pero los hábitos formados por un individuo en concreto dependen de la cultura y de las opciones personales repetidas de ese individuo. Todos los seres humanos anhelan la «felicidad», es decir, una realización activa y comprometida de sus capacidades innatas, aunque este objetivo puede ser alcanzado por muchos caminos.
La Ética nicomáquea es un análisis de la relación del carácter y la inteligencia con la felicidad. Aristóteles distinguía dos tipos de «virtud» o excelencia humana: moral e intelectual. La virtud moral es una expresión del carácter, producto de los hábitos que reflejan opciones repetidas. Una virtud moral siempre es el punto medio entre dos extremos menos deseables. El valor, por ejemplo, es el punto intermedio entre la cobardía y la impetuosidad irreflexiva; la generosidad, por su parte, constituiría el punto intermedio entre el derroche y la tacañería. Las virtudes intelectuales, sin embargo, no están sujetas a estas doctrinas de punto intermedio. La ética aristotélica es una ética elitista: para él, la plena excelencia sólo puede ser alcanzada por el varón adulto y maduro perteneciente a la clase alta y no por las mujeres, los niños, los «bárbaros» (literalmente, 'balbuceantes': significando los no–griegos) o «mecánicos» asalariados (trabajadores manuales, a los cuales negaba el derecho al voto).


Filosofía política

Aristóteles considera que el fin que busca el hombre es la felicidad, que consiste en la vida contemplativa. La ética desemboca en la política. El organismo social de Aristóteles considera al Estado como una especie de ser natural que no surge como fruto de un pacto o acuerdo. El hombre es un animal social («zoon politikon») que desarrolla sus fines en el seno de una comunidad. La política del hombre se explica por su capacidad del lenguaje, único instrumento capaz de crear una memoria colectiva y un conjunto de leyes que diferencia lo permitido de lo prohibido.
Aristóteles expuso en la Política la teoría clásica de las formas de gobierno, la misma que sin grandes cambios fue retomada por diversos autores en los siglos siguientes.
La célebre teoría de las seis formas de gobierno se basa en el fin del régimen político (bien común o bien particular). Los regímenes políticos que buscan el bien común (puros) son:
  • Si gobierna una sola persona: monarquía
  • Si gobiernan pocas personas: aristocracia
  • Si gobiernan muchas personas: república
Y las degradaciones de estos regímenes políticos se traducen en:
  • La degradación de la monarquía es la tiranía
  • La degradación de la aristocracia es la oligarquía
  • La corrupción de la democracia es la demagogia
Aristóteles define la monarquía como el gobierno de una sola persona, la más virtuosa y noble de la polis; la aristocracia como el gobierno de unos pocos (los más virtuosos) y la república como la mezcla entre una oligarquía (gobierno de los ricos) y una democracia (gobierno de los pobres).
Existe para Aristóteles una gradación entre las formas de gobierno. El más "divino" por lo justo pero también por la dificultad de su realización, es la monarquía. Le siguen la aristocracia y la república. La desviación del primer régimen es la peor forma de gobierno: la tiranía, seguido de la oligarquía. La desviación más moderada en cuanto a su corrupción es la democracia.
Cada una de las seis formas de gobierno es analizada en un contexto histórico particular, por lo que presenta muchas variantes reales de cada una.
Como es obvio, en política es posible encontrar muchas formas de asociación humana. Decidir cuál es la más idónea dependerá de las circunstancias, como, por ejemplo, los recursos naturales, la industria, las tradiciones culturales y el grado de alfabetización de cada comunidad. Para Aristóteles, la política no era un estudio de los estados ideales en forma abstracta, sino más bien un examen del modo en que los ideales, las leyes, las costumbres y las propiedades se interrelacionan en los casos reales. Así, aunque aprobaba la institución de la esclavitud, moderaba su aceptación aduciendo que los amos no debían abusar de su autoridad, ya que los intereses de amo y esclavo son los mismos. La biblioteca del Liceo contenía una colección de 158 constituciones, tanto de estados griegos como extranjeros. El propio Aristóteles escribió la Constitución de Atenas como parte de la colección, obra que estuvo perdida hasta 1890, año en que fue recuperada. Los historiadores han encontrado en este texto muy valiosos datos para reconstruir algunas fases de la historia ateniense.


Estética

Las artes

Aristóteles pensó largamente sobre las artes, cuyo estudio filosófico es parte de la estética; en este sentido su texto más importante, especialmente por la relevancia futura, es la Poética, que fue interpretado como dogma en el siglo XVI. Se considera además el primer autor en escribir sistemáticamente sobre la estética, aunque ésta, como disciplina, apareció en la actual Alemania ya en la Edad Moderna. Su pensamiento se centra en las artes, materiales y concretas, y no tanto en el concepto abstracto de belleza como había planteado Platón. Define como arte cualquier actividad humana de producción consciente basada en el conocimiento y realiza la siguiente clasificación:
  • Imitativas: La imitación como medio y fin. Ésta es algo natural en el ser humano y produce placer. El término imitación era para él diferente al actual; así, escribió que el arte debía representar lo universal frente a lo particular, y que importaba más la armonía de lo representado que su fidelidad con el modelo real.
  • No imitativas: Las que no expresaban emociones. Ejemplo de ello es un tratado científico. Nótese que, aunque un tratado no se consideraría arte hoy en día, cabía en la definición aristotélica y en la conciencia griega antigua en general.

La belleza

A pesar de su fijación por el arte concreto dedicó algunos escritos hacia el concepto más general de belleza. Así, para Aristóteles el conocimiento es placentero, luego conlleva un disfrute estético, y es bello lo que gusta por medio de la vista y el oído. Dividió estos sentidos en función del disfrute que generaban al captar algo bello: la vista placer intelictivo, el oído placer moral.[ Para él la belleza era una unidad de partes que tenían las siguientes condiciones formales:
  • Táxis: Distribución en el espacio de las partes componentes del objeto bello.
  • Symmetría: La correcta proporción de esas partes.
  • To horisménon: La extensión o tamaño de lo bello. No debe excederse ni verse fatalmente mermado en sus dimensiones.

lunes, 5 de noviembre de 2012

FILOSOFIA MEDIAVAL

A diferencia de lo que había ocurrido con la filosofía griega, que había centrado su reflexión en torno a la determinación del objeto, la filosofia medieval centrará su interés en Dios. La filosofía helenística había dado una orientación práctica al saber, dirigiéndolo hacia la felicidad del hombre. Es el caso del estoicismo y del epicureísmo, que habían colocado a la ética en el vértice del saber. A lo largo de los primeros siglos de nuestra era, la progresiva expansión del cristianismo y otras religiones mistéricas irá provocando la aparición de otros modelos de felicidad o "salvación individual", que competirán con los modelos filosóficos. Frente a la inicial hostilidad hacia la filosofía manifestada por algunos de los primeros padres apologistas cristianos, sus continuadores encontrarán en la filosofia, especialmente a partir del desarrollo del neoplatonismo de Plotino, un instrumento útil, no sólo para combatir otras religiones o sistemas filosóficos, sino también para comprender, o intentar comprender, los misterios revelados. Surge de ahí una asociación entre filosofía y cristianismo o, más en general, entre filosofía y religión, que pondrá las bases de la futura filosofía medieval, entre los cristianos, los musulmanes y los judíos. El tema fundamental de reflexión pasará a ser la divinidad, quedando subordinada la comprensión e interpretación del mundo, del hombre, de la sociedad, etc al conocimiento que se pueda obtener de lo divino. La fe, que suministra las creencias a las que no se puede renunciar, tratará de entrar en diálogo con la razón. La inicial sumisión de la razón exigida por la fe, dejará paso a una mayor autonomía propugnada, entre otros, por Santo Tomás de Aquino, que conducirá, tras la crisis de la Escolástica, a la reclamación de la independencia de la razón con la que se iniciará la filosofía moderna.

FILOSOFIA MEDIAVAL

A diferencia de lo que había ocurrido con la filosofía griega, que había centrado su reflexión en torno a la determinación del objeto, la filosofía medieval centrará su interés en Dios. La filosofía helenística había dado una orientación práctica al saber, dirigiéndolo hacia la felicidad del hombre. Es el caso del estoicismo y del epicureísmo, que habían colocado a la ética en el vértice del saber. A lo largo de los primeros siglos de nuestra era, la progresiva expansión del cristianismo y otras religiones mistéricas irá provocando la aparición de otros modelos de felicidad o "salvación individual", que competirán con los modelos filosóficos. Frente a la inicial hostilidad hacia la filosofía manifestada por algunos de los primeros padres apologistas cristianos, sus continuadores encontrarán en la filosofía, especialmente a partir del desarrollo del neoplatonismo de Plotino, un instrumento útil, no sólo para combatir otras religiones o sistemas filosóficos, sino también para comprender, o intentar comprender, los misterios revelados. Surge de ahí una asociación entre filosofía y cristianismo o, más en general, entre filosofía y religión, que pondrá las bases de la futura filosofía medieval, entre los cristianos, los musulmanes y los judíos. El tema fundamental de reflexión pasará a ser la divinidad, quedando subordinada la comprensión e interpretación del mundo, del hombre, de la sociedad, etc al conocimiento que se pueda obtener de lo divino. La fe, que suministra las creencias a las que no se puede renunciar, tratará de entrar en diálogo con la razón. La inicial sumisión de la razón exigida por la fe, dejará paso a una mayor autonomía propugnada, entre otros, por Santo Tomás de Aquino, que conducirá, tras la crisis de la Escolástica, a la reclamación de la independencia de la razón con la que se iniciará la filosofía moderna.

RESUMEN DE LA PELÍCULA EL AGORA


Hipatia, atea y mártir
Siglo IV. Hipatia de Alejandría, hija de Teón -el director de la Biblioteca- dirige una escuela filosófica donde imparte clases de esta disciplina, de matemáticas y de astronomía. Mujer brillante y entregada a la ciencia, por la que ha renunciado a casarse, le toca vivir una época convulsa. El imperio romano da signos de decadencia, la religión pagana va a menos, y en cambio ha surgido un pujante cristianismo, que ya no sufre la persecución de antaño.
En tal tesitura la escuela de Hipatia es un remanso de paz, allí tiene estudiantes cristianos y no cristianos, y a lo que se dedican es a cultivar el saber, y a formarse para ser parte de la elite en un futuro próximo. Pero a la filósofa le han salido dos admiradores. Su discípulo y amigo Orestes, y el esclavo Davo.
Alejandro Amenábar concibe su historia -basada en hechos históricos, pero con elementos de ficción- en dos actos separados por la segunda destrucción de la Biblioteca de Alejandría; de modo que la segunda parte mostraría cómo los distintos personajes alcanzan la posición que va a sellar el trágico destino de Hipatia. En términos de concepción, Ágora es una obra muy ambiciosa que no acaba de funcionar.
Siguiendo los pasos de su muy admirado Stanley Kubrick en Espartaco, el director quiere conjugar una gran historia de época, con una trama dramática de personajes e ideas. Y algo chirría en la alternancia entre esos magníficos planos generales de la ciudad en todo su esplendor, perspectivas planetarias y planos cenitales, con las cuitas de Hipatia y compañía.
Otro problema que presenta el guión de Amenábar y Mateo Gil es la no-evolución del personaje de Hipatia, quien permanece sabia y sin crecer durante todo el metraje, impertérrita ante los avances amorosos, lo que se trata de subsanar con la subtrama de sus estudios astronómicos, bien resuelta visualmente, pero metida un poquito \\’con calzador\\’, incluido el personaje de un esclavo testigo de sus descubrimientos, que se limita a asentir al entusiasmo de su ama.
El director, dentro de su opción de cine comercial con contenido, sigue su línea de cuestionamiento del cristianismo, iniciada en Los otros con suavidad, y continuada de modo más agresivo en Mar adentro. Aquí recupera las formas suaves, su forma de tratar la compleja situación del cristianismo del siglo IV en Alejandría podría describirse como "mano de hierro en guante de terciopelo".
De modo que se alude a lo que puede resultar de atractivo en la fe -Cristo y sus bienaventuranzas, la caridad con los necesitados, el perdón…-, pero poniendo el foco sobre todo en lo que puede degenerar en fanatismo violento y lucha por el poder. En tal sentido queda especialmente mal parado el santo Cirilo de Alejandría.
Pero también son cuestionables Orestes, con su cristianismo pragmático algo cínico, y el obispo Sinesio, que invita a Hipatia a bautizarse porque ella ya en el fondo es cristiana, aunque no crea. Por contraste, la inmaculada ciencia parece la solución a todos los problemas, la única capaz de dar acceso a la verdad. En tal sentido, se obvian las manipulaciones que pueden hacerse en nombre de ella.
Es de aplaudir el esfuerzo de producción, la realización de una película de gran presupuesto y digna, algo no tan frecuente en el cine español. El propósito del diseño de producción, independientemente de alguna fantasía en el vestuario, es acentuar el realismo, también con la paleta de colores, que recuerda, y mucho, a la de La Pasión de Cristo. Incluso ese exceso de planos cenitales y miradas desde el espacio exterior parecen remitir al famoso plano de la lágrima-gota de lluvia cuando muere Jesús en la cruz, aunque con una idea completamente diferente, la de subrayar la insignificancia del ser humano frente al conjunto del universo.
Toma una postura valiente Amenábar cuando apuesta por retratar a un personaje, Hipatia, que ha decidido vivir virgen por un gran ideal, su dedicación a la ciencia. En una sociedad hipersexualizada, donde tantos parecen vivir por y para el sexo, mostrar tal opción y no ridiculizarla tiene su mérito.
Sobre el reparto, decir que hay un acierto en los actores, empezando por Rachel Weisz, pero que el film no se presta para su lucimiento, porque sobran ideas y faltan emociones. El que más difícil lo tiene es Max Minghella, pues su Davo evoluciona de un modo poco claro, aunque esa falta de nitidez se justifique por la confluencia de múltiples sentimientos contrapuestos (Decine21)
Imagínense que hay que explicar en cine la realidad de Norteamérica a alguien que no sabe nada de historia, de culturas, nada de nada. Y para explicarle cómo es América le enseñamos unos planos de unas familias japonesas, entrañables y de pocos recursos económicos. Luego aparece un avión donde sale un piloto con cara de bruto mascando chicle, y con fotos de playmates pegadas en el salpicadero.
Por último vemos cómo ese avión lanza la bomba atómica sobre la ciudad de esas amables familias japonesas. Una vez terminado el cortometraje, se le dice al ignorante espectador: “Ya ves, esto es América”. Hiroshima existió. Nadie lo duda. Nadie se alegra. Pero el juicio sobre los americanos que se deduce de ese pequeño film, ¿es verdadero?, ¿es justo?, ¿es aceptable? En absoluto, bajo ningún punto de vista. Es una mentira. Aunque Hiroshima sea una verdad.
Esto mismo es lo que sucede con la última película de Amenábar, Ágora: unas bases históricas reales, muchísimo maquillaje y caricatura históricas, para llegar a unas conclusiones completamente equivocadas.
Ágora es presentada por Amenábar como un film contra la intolerancia. “Ningún católico de hoy debería sentirse ofendido; sólo deberían sentirse apelados los fundamentalistas que han estado poniendo bombas este verano”, ha declarado el director a Cinemanía. “Sirve para un terrorista islámico, para un terrorista de ETA, para cualquiera que lo practique”, insiste en Fotogramas. Sin embargo, esa impecable declaración de intenciones no parece sincera a la vista de los resultados ni explica suficiente ni correctamente la película. Es necesario analizar el marco elegido por el cineasta para su alegato contra la intolerancia.
El contexto histórico son unos hechos luctuosos perpetrados por cristianos y paganos desmadrados entre los siglos IV y V en Alejandría. Según el historiador de la Iglesia Hubert Jedin, “el suceso más deplorable en el enfrentamiento entre el paganismo y el cristianismo en Egipto fue la muerte de la filósofa pagana Hipatia, que en 415 fue atrozmente asesinada, tras haber sufrido graves injurias, por una chusma fanatizada”(1).
Amenábar carga las tintas, descontextualiza y simplifica al máximo ciertos personajes como San Cirilo o Amonio. Aquellos hechos reprobables se sitúan, por tanto, en el contexto de la confrontación de dos cosmovisiones, de dos culturas, la pagana y la cristiana, y es ahí precisamente donde Amenábar quiere aprovechar para proponer su propia filosofía de la historia: si el paganismo fue luz, el cristianismo es oscuridad; si el paganismo fue progreso, el cristianismo fue retroceso.
No es una metáfora caprichosa: en Ágora, los paganos visten de blanco (Orestes, Hipatia), y los cristianos de gris o de negro (Amonio, Cirilo). A este esquema bipolar, Amenábar añade a lo largo del film una vuelta de tuerca: lo malo no es en realidad el cristianismo, sino cualquier concepción teológica. Ya sean los dioses paganos o el Dios cristiano y judío: la religión oscurece la razón, desprecia a la filosofía y frena la ciencia y el progreso. Frente al escepticismo que genera ver tanta guerra de religión en un kilómetro cuadrado, Hipatia declara: “Yo creo en la Filosofía”.
Amenábar viene a decir que la difusión de la fe cristiana supuso una marcha atrás en la cultura, en la civilización, en la filosofía y en la ciencia. De dar eso como cierto se desprende necesariamente un juicio sobre la Iglesia presente y actual, la del siglo XXI. Y ahí reside la relevancia de Ágora, que bajo el envoltorio de una película histórica, propone un juicio sobre el valor actual de las religiones en general y del cristianismo en particular.
Desmentir esa afirmación precisaría de una biblioteca como la de Alejandría, para documentar someramente lo que el cristianismo ha aportado al progreso de la cultura, del arte, de la ciencia, del derecho, de la filosofía, de la política, de las relaciones internacionales,…
Pero dicha Biblioteca sería insuficiente para ilustrar lo que el cristianismo ha supuesto para el “progreso” personal de millones y millones de hombres y mujeres concretos a lo largo del mundo y de la historia: el “progreso” que viene de encontrarse con Jesús, que promete sin rubor satisfacer los deseos del corazón del hombre.
Esto en Ágora no se intuye ni de lejos. Los cristianos que aparecen son bárbaros, fanáticos, misóginos, violentos y muy visionarios. Y los dos “buenos” cristianos que vemos, Sinesio y Davo, se van contaminando a lo largo del film del oscurantismo circundante.
Quien encarna las características de una antropología cristiana: caridad, benevolencia, serenidad, tolerancia, insobornabilidad, castidad, fraternidad universal, igualdad … es la pagana Hipatia, un personaje que Amanábar vuelve fascinante, ideal de virtud, y dechado de inteligencia y humanidad. Hipatia se propone como una santa laica de las que tanto están de moda.
2. El corto alcance del reproche moral.
Un primer argumento a favor del “retroceso” cristiano que se puede desprender de Agora es el de la inmoralidad de aquel grupo de cristianos pendencieros, que aparecen capitaneados por un San Cirilo cruel y maquiválico. Ciertamente hay muchos episodios en la historia de la Iglesia por los que un cristiano no se siente orgulloso.
Así ha sido siempre y así será, porque la Iglesia la forman pecadores. Incluso los Papas han pedido a veces perdón por errores del pasado. La conciencia del mal y del pecado es tan clara en el seno de la Iglesia que esta instituyó en sus mismos orígenes el sacramento de la penitencia y del perdón. Que se sepa ninguna organización, asociación o partido cuenta con una institución como la confesión, con lo que quizá habría que concluir que nadie como los cristianos tiene tanta conciencia del propio pecado.
Querer deducir un juicio negativo sobre el hecho cristiano a partir de los sucesos de Alejandría, supone concebir el cristianismo como un angelismo que nada tiene que ver con la teología de la encarnación.
La coherencia moral es un maravilloso don que Dios concede a quien quiere, pero no es una característica esencial del cristianismo; la característica principal es el encuentro con Jesús, experimentado como satisfacción de los anhelos de felicidad del ser humano. Y si algo es verdad, lo es aunque el mensajero de dicha verdad, sea imperfecto, incoherente, necesitado de perdón.
Dado que todas las grandes obras y empresas realizadas en nombre de Cristo, como por ejemplo la evangelización de América, se han realizado por cristianos pecadores, encontramos en ellas frutos de santidad junto a rastros de pecado e injusticia. Pero la pregunta es: ¿el pecado de los cristianos anula la realidad histórica de humanización que han supuesto las empresas evangelizadoras?
La abolición de la esclavitud, la dignificación de enfermos expulsados de la sociedad, el reconocimiento de la igualdad de derechos, la atención a huérfanos, la defensa de la vida, el cuidado de indigentes, la recuperación de delincuentes, la consagración de la vida familiar, la dignificación monogámica de la pareja, el aprecio por el trabajo,… y por encima de todo ello, la posibilidad tangible y concreta de ofrecer un sentido satisfactorio y pleno a la existencia, ¿no son experiencias y hechos tremendamente valiosos aunque no nos hayan llegado de manos de querubines, sino en vasijas de barro? Es curioso cómo la izquierda justifica las barbaries y genocidios del socialismo real en aras del “ideal”, y al cristianismo no se le permiten ni siquiera los tropiezos del pecado personal.
3. La ideológica oposición entre razón y fe.
Más importante en Ágora es el conflicto soterrado -¿incompatibilidad?- que plantea entre razón y fe, entre ciencia y religión. No este el lugar tampoco para explicar y aclarar de una vez por todas que la fe es la amiga más fiel de la razón, que la fe da cumplimiento a la razón, que la fe es razonable, y digámoslo claramente, que lo que Amenábar y tantos otros llaman fe, no es más que una superstición visionaria y esclerótica que nada tiene que ver con el cristianismo.
Bastaría con que leyeran algo, cualquier cosa, por ejemplo la Fides et ratio, para comprender que la fe no es enemiga ni de la ciencia, ni del progreso, ni mucho menos de la razón. Siempre habrá energúmenos entre las filas de los creyentes, pero que sólo son representativos de su propia equivocación.
En este sentido, el magnífico homenaje que Amenábar brinda en este film a la ciencia antigua, y muy en especial a la Astronomía, es un homenaje a la razón que cualquier espectador cristiano disfrutará como propio. Las discusiones entre los seguidores de Ptolomeo y Aristarco de Samos, las reflexiones sobre las trayectorias de los planetas,… son un disfrute para todos, aunque Amenábar parezca querer oponerlos a los intereses “reducidos” de los cristianos.
Por todas estas razones es imposible que un cristiano pueda sentirse históricamente reconocido en la propuesta cinematográfica de Amenábar, muy lastrada por tópicos, prejuicios, esquemas ideológicos y leyendas negras favorables a la interpretación oficial de la historia. Una película que para el Poder es el no va más de “la corrección política”, la cultura dominante vestida de gala.

Filosofo Arquemedes y frases celebres


Arquemesdes de Siracusa(en griego antiguo Ἀρχιμήδης) (c. 287 a. C. – c. 212 a. C.) fue un matemático griego, físico, ingeniero, inventor y astrónomo. Aunque se conocen pocos detalles de su vida, es considerado uno de los científicos más importantes de la antigüedad clásica. Entre sus avances en física se encuentran sus fundamentos en hidrostática, estática y la explicación del principio de la palanca. Es reconocido por haber diseñado innovadoras máquinas, incluyendo armas de asedio y el tornillo de Arquímedes, que lleva su nombre. Experimentos modernos han probado las afirmaciones de que Arquímedes llegó a diseñar máquinas capaces de sacar barcos enemigos del agua o prenderles fuego utilizando una serie de espejos.

Frases celebres
"El que sabe hablar sabe también cuando callar."
"¡Eureka!"
"Dadme un punto de apoyo y moveré el mundo"
"Una mirada hacia atrás vale más que una hacia adelante."
"Los sueños son las esperanzas de los tontos."
"Pero Aristarco de Samos sacó un libro conteniendo algunas hipótesis, en el cual las premisas conducían al resultado de que el tamaño del universo es muchas veces superior a lo que ahora recibe este nombre. Sus hipótesis son que las estrellas fijas y el sol se mantienen inmóviles, que la tierra gira alrededor del Sol en la circunferencia de un círculo, con el Sol situado en el centro de la órbita, y que la esfera de las estrellas fijas, situada alrededor del mismo centro que el Sol, es tan grande que el círculo en el cual supone que gira la Tierra está en la misma proporción a la distancia de las estrellas fijas que el centro de la esfera a su superficie."
El calculador de arena

METODOLOGIA DE LA INVESTIGACIÓN

¿que es un método de investigación?
Los términos provienen del griego análisis, disgregación, desmembración, y síntesis, combinación, asociación.El análisis y la síntesis son los procesos de des articulación práctica o mental del todo en sus partes y de re unificación del todo a base de sus partes.
El análisis y la síntesis son complementarios, en el sentido de que la mayor parte de los métodos se sirven de ellos conjuntamente, de modo que el uno verifique o perfeccione al otro. Ambos forman una unidad: son dos aspectos, dialéctica mente unidos, del ser y del pensamiento.
El análisis y síntesis reales o experimentales consiste en ir de lo compuesto a los elementos componentes; o de los elementos al todo complejo que forman. Ambos se refieren a hechos o seres concretos, y constituyen el patrón de toda experimentación científica.Muchas veces, el análisis real no puede ser seguido de una síntesis real y efectiva, entonces interviene el análisis intelectual, de ahí que, el análisis material o real es considerado un recurso subsidiario auxiliar para el análisis intelectual o lógico. ¿cuales son los métodos de investigación?Es conveniente señalar que en la realidad la investigación no se puede clasificar exclusivamente en alguno de los tipos que se señalaran, sino que generalmente en toda investigación se persigue un propósito señalado, se busca un determinado nivel de conocimiento y se basa en una estrategia particular o combinada.

Por el propósito o finalidades perseguidas: básica o aplicada.
Investigación básica: También recibe el nombre de investigación pura, teórica o dogmática. Se caracteriza porque parte de un marco teórico y permanece en él; la finalidad radica en formular nuevas teorías o modificar las existentes, en incrementar los conocimientos científicos o filosóficos, pero sin contrastarlos con ningún aspecto práctico.
Investigación aplicada: Este tipo de investigación también recibe el nombre de práctica o empírica. Se caracteriza porque busca la aplicación o utilización de los conocimientos que se adquieren. La investigación aplicada se encuentra estrechamente vinculada con la investigación básica, pues depende de los resultados y avances de esta última; esto queda aclarado si nos percatamos de que toda investigación aplicada requiere de un marco teórico. Sin embargo, en una investigación empírica, lo que le interesa al investigador, primordialmente, son las consecuencias prácticas.Si una investigación involucra problemas tanto teóricos como prácticos, recibe el nombre de mixta. En realidad, un gran número de investigaciones participa de la naturaleza de las investigaciones básicas y de las aplicadas.